Salida 240 Distancia: 40,97 km / Duración: 3,13 h / Desnivel Acumulado: 594 m
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Esta tarde he estado por los montes cercanos a la Estación de Cártama, en su parte noroeste, dentro de este gran extremo de los Montes de Málaga que va desde el río Campanillas hasta Pizarra y desde el Guadalhorce hasta Villanueva de la Concepción. Esta parte es menos conocida que la de la Axarquía o la del parque natural, quizás porque esté menos poblada y no existen atractivos como el parque natural que atrae a tantos visitantes de la provincia y fuera de la provincia.
Sin rumbo prefijado, he subido al principio por la carretera que lleva a la Ermita de la Tres Cruces buscando el inicio de alguna pista que se adentre en los montes. Pero antes de alcanzar la vía del tren decido volver y dirigirme hacia el oeste. Subo por una carretera que se va internando en una cañada, la del Arroyo de Guillén. Al llegar a una cadena, acceso a una propiedad privada, deshago el camino.
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Cañada del Arroyo de Guillén |
Me veo obligado entonces a bajar por la calle Puerto Terrón hasta poder enlazar con el camino Los Mondeños y subir por él, paralelo al que antes he bajado. Este camino atraviesa una zona de parcelas con viviendas aisladas y alcanza su punto más alto llegando a unas instalaciones de una cabaña donde he de detenerme pues un gran rebaño de cabras esta cruzan do el camino. En un encuentro de caminos tomo uno que que se dirige hacia el norte subiendo por una loma que cierra la cañada del Arroyo del Canito.
Según subo el paisaje se hace más seco y solitario, con escasos árboles que son en su mayoría solitarios algarrobos y algunos jóvenes almendros. Desde este camino que discurre por la cima de la loma se ve otro hacia poniente que va por la loma de enfrente. A través de un camino menor que sale a la izquierda intento conectar con esta otra loma pues aparentemente parece que los une. Pero en la parte que este pequeño camino va alcanzando la vaguada me encuentro con una gran casa, que aunque parece abandonada, sirve de cabaña a un gran rebaño de cabras. Como el camino atraviesa los terrenos de esta casa, decido no seguir y volver al carril grande por donde iba.
Al volver me encuentro con un numeroso rebaño de cabras que viene del norte por este carril y me paro ha esperar que pasen bajo un solitario algarrobo que hay en el borde izquierdo del camino. Su posición y su forma me llaman la atención. Es un árbol de perfilada copa, en formad de semiesfera, pues las cabras han ido mordiendo las ramas que habitualmente le cuelgan en su parte baja.
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Joven almendro en un talud del camino, vista hacia noreste |
Este es uno de los perfiles más comunes en los campos y cerros del sur de la provincia de Málaga y, por extensión, de toda la cuenca mediterránea. Pero la inevitable desaparición de los sistemas tradicionales de vida ha hecho que el algarrobo haya perdido su importancia en diferentes aspectos. Por ejemplo como fuente antiquísima de diversos productos naturales autóctonos. El más explotado ha sido el de su fruto, la algarroba. Esta es una vaina azucarada que encierra a las semillas y que contiene gran cantidad de proteínas, grasas vegetales e hidratos de carbono; seca se transforma en una harina que se usaba como sustituta del cacao (sin cafeína) o como espesante natural.
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El algarrobo solitario como hito del camino |
Es uno de los frutos más ricos en ácido glutámico, esencial para la función celular y en glicina, otro aminoácido para la formación de proteínas. Tiene múltiples propiedades medicinales y diversas aplicaciones dietéticas según su manipulación y transformación: laxante, astringente, tratamiento de irritaciones respiratorias y oculares, adecuado para celíacos, etc. Por estas características, la algarroba ha sido tradicionalmente usada, vaina y semillas, como forraje para el ganado y como fuente de elementos nutricionales y farmacéuticos por el ser humano, incluso en épocas de carestía directamente como alimento. Así, con recursos escasos, este bondadoso árbol es capaz de ofrecernos remedios que, a través de los siglos, nos han ayudado a vivir y progresar.
El sol esta cada vez más bajo y la relajada luz que dan los últimos rayos , advierten de la conveniencia de volver. En un curva me detengo pues se tiene un amplia panorámica del ancho valle que forman el Guadalhorce y el Fahala, con la Sierra de Mijas a la izquierda y la Sierra Alpujata a la derecha de fondo; y entre ellas el trazo blanco de Alhaurín el Grande.
Fuentes consultadas:
⚫ Centro Nacional de Información Geográfica
⚫ Google Earth
⚫ Web Ayuntamiento de Málaga, Área de Sostenibilidad Ambiental
⚫ "Historia cultural del algarrobo, desde la cuenca del Mediterráneo hasta la Costa Norte de Perú"; Elisa Cairati, Universidad de los Estudios de Milán
⚫ Wikipedia
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