jueves, 24 de mayo de 2012

Primera ruta por el Parque Natural Montes de Málaga

     Salida 22                   Distancia: 29,19 km / Duración: 2,55 h  / Desnivel Acumulado: 938 m    


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    Hoy hemos ido un grupo de amigos a conocer el Parque Natural Montes de Málaga. Esta gran área verde, a escasos minutos de la capital,  fue declarada parque natural desde 1989 y es solo una parte del grupo montañoso que se extiende desde la comarca de la Axarquía al este hasta el valle del Guadalhorce por el oeste. Prácticamente toda su superficie se encuentra dentro del municipio de Málaga capital, aunque hay zonas dentro de los municipios de Casabermeja y Cómpeta. 



    La entrada al Parque Natural se encuentra en una zona llamada Molinos de San Telmo. A esta lugar se llega, si partimos desde el centro urbano, por la Avda. Santiago Ramón y Cajal que llega hasta una rotonda a partir del la cual comienza la Avda. de Jacinto Benavente, ambas en el distrito de Ciudad Jardín al norte de la capital. En dicha rotonda tomamos la salida a la derecha, calle Pedro Miguel Carbonell y en la siguiente rotonda tomamos a la izquierda tomando el Camino de Casabermeja. Por este, pasando por encima de la autovía A-7, llegamos a un cruce donde a la izquierda se llega al Jardín Botánico de La Concepción y a la derecha a Molinos de San Telmo. Tras una subida de unos 500 metros, atravesando una pequeña agrupación de casas, se llega a la verja de entrada al parque.




    Desde el inicio comenzamos a ascender por anchas pistas forestales de firme homogéneo y terreno compacto. Las pendientes rondan el 10% y cada uno va buscando su ritmo de subida. 





    Son pistas forestales muy anchas que constantemente discurren entre pinos,  por lo que en algunos tramos, según estén orientados, se disfruta de sombra que siempre es agradecida.

 




    Al llegar al vértice de las cañadas las curvas se hacen más cerradas y ofrecen una vista peculiar donde podemos fantasear con tener en una mismo marco pasado, presente y futuro. 






    En este punto del recorrido ya se tienen una magníficas vistas del entorno del parque. Detenido en una curva miro hacia el este y observo en primer plano la parque ya recorrida del parque, en segundo plano la parte de los montes al otro lado del cauce del río Guadalmedina y al fondo la Sierra de Mijas.






    El compañero que conoce el camino nos advierte que estamos en el último tramo de subida, unos 3 kilómetros desde el inicio de la pista en la verja de entrada.






    Tras esta incesante subida termina con una curva a izquierda y da paso a una zona llana que permite recuperar fuerzas. Este tramo de la pista se orienta hacia el norte y los anteriores hemos ido subiendo por la cañada del arroyo Don Ventura que ahora, al alcanzar más altura, se va cerrando más según avanzamos. A los pocos metros de entrar en esta zona se puede ver un espléndido caserón abandonado que parece dominar desde su posición toda la bajada del arroyo.







    Los tramos llanos se suceden y a unos 1300 metros se llega a un cruce desde donde parte una pista que sube en dirección oeste por el monte que tenemos a la izquierda; este cruce se encuentra a unos 350 metros de cota. Decidimos seguir adelante, por las indicaciones de uno de los compañeros que conoce el camino, y se siguen los tramos llanos o de pendiente muy suave que ahora recorren la cañada del Arroyo Hondo orientada hacia el noreste.  

    Recorridos unos 2700 metros desde el cruce anterior, llegamos al cauce del arroyo y reas salvarlo, viene un pequeña pero inclinada cuesta que exigen un esfuerzo extra. Al final de esta hay una barrera levadiza  y que termina enlazando con otra pista a unos 470 metros de altitud.  

    




 

    El compañero llama a este lugar "los buitres" pues según nos cuenta, en las construcciones y casas que hay a la derecha de la pista, se crían buitres. Son las instalaciones de uno de los Centros de Recuperación de Especies Amenazadas pertenecientes a al red  de estos centros que posee la Junta de Andalucía en cada provincia. En este lugar se encuentra la Casa del Boticario y la Casa del Molino, siendo la primera la que da nombre a esta zona de los montes.  




 

    La pista por donde seguimos nos lleva hacia el norte y comienza con suaves pendientes. Durante un kilómetro aproximadamente continuamos subiendo por la cañada del Arroyo Hondo hasta doblar una cuerda por donde baja un amplio cortafuego y que es atravesado por el carril que recorremos. La vista de los montes se va haciendo más profunda y a la par infunda una mayor sensación de tranquilidad.  






    Continuamos conociendo el parque a través de estos amplios carriles que ahora van bordeando las cañadas de Marín y del Arroyo de Cencerrila con partes alternas de subida o bajada que hacen el recorrido ameno y evitan que se haga monótono. Llegamos a otro encuentro donde están señalizadas las direcciones y los lugares a donde dirigen. Continuando por el carril por donde hemos llegado se va a un área recreativa llamada El Cerrado donde hay un hotel, el Hotel Humaina. A la izquierda parte otro carril que baja hacia el fondo de la cañada del Arroyo Humaina, que es la que tomamos, siempre orientados por el compañero que conoce el recorrido.





    Durante todo el recorrido van apareciendo grandes caserones en ruinas que desde su soledad parecen reclamar algún tipo de atención del viajero. La imagen de estas desahuciadas construcciones hacen intuir una vida distinta en estos parajes que desde hoy ya se transforman en preguntas e inquietud en este Ciclista. 






    En lo siguiente el carril, que es por aquí más estrecho, es una sucesión sin fin de curvas que reflejan en sus dibujo el tipo de relieve que recorremos: un conjunto de cañadas y vaguadas. Con cierto cansancio ya acumulado por ser ciclistas inexpertos y de poca experiencia, el pensamiento va concentrándose ya más en la idea de finalizar y comenzar a descansar que en la de disfrutar del paisaje.  


    Hemos recorrido unos 7,5 kilómetros desde que tomamos esta pista en el último cruce de caminos. La dirección que hemos llevado en términos generales ha sido hacia el sureste. Llegamos a una curva cerrada en horquilla donde nos detenemos a descansar un poco y a disfrutar de las vistas que se tienen desde aquí de la ciudad y del mar, enmarcados por los perfiles de los cerros y montes del parque natural.








    Hay en este lugar otras ruinas de lo que parece haber sido un gran caserón a tenor de los contrafuertes que aún siguen erguidos apuntando los restos de los cerramientos. En este punto estamos a unos 350 metros de altitud.







    Desde aquí iniciamos una bajada que nos lleva hacia el fondo de la cañada del Arroyo Humaina, zona sombría y más fresca,  que tras atravesarlo comienza de nuevo a subir por la otra vertiente de la cañada. Según vamos saliendo de este lugar el apacible sol del atardecer nos ilumina de nuevo y dota al camino de un encanto especial.  







    Quizás por las fuerzas recuperadas tras la parada anterior, quizás por saber que el final está próximo, los ánimos parecen renovados y de nuevo se vuelve a apreciar y disfrutar del paisaje y el entorno.  La dorada luz de este sol de la tarde intensifica los colores pardos y verdosos de la vegetación. El camino aparece manchado de las alargadas sombras de los arbustos que, en sus orillas, crecen profusamente. 







 Los árboles aparecen divididos en sombra y luz, el contraste realza la intensidad del marco. El ritmo tranquilo que llevamos en esta últimos tramos de la subida  parece asociarse con la mansa atmósfera de este lugar y se produce una agradable sensación de bienestar.







    Estos tramos son los últimos de subida para doblar este ramal de los montes. Una última parada para quedarnos con la imagen de este lugar y la impresión que nos ha causado. 







    Al doblar el ramal volvemos a ver la ciudad y el mar. Abajo, surgiendo del pinar, aparece otro caserón que por el aspecto parece ser el mismo que vimos al principio en la subido. Sorprende estar en un lugar como este, que por momentos te hace sentir alejado de cualquier  ambiente urbano, y sin embargo se tiene la ciudad  a un paso.





    Vamos a iniciar la baja y deshacer los tramos que recorrimos al principio de la ruta, pues esta pista  enlaza con la que tomamos para subir en uno de las encrucijadas por donde pasamos al comienzo de la marcha. Al final de la bajada tomamos un corto sendero que especie de atajo y que, por su perfil  ondulado y recorrido sinuoso, resulta poner un final divertido a esta ruta. 

    Durante el recorrido de hoy hemos visto muchos caminos y senderos que partían del que nosotros hemos hecho y que se adentraban o dirigían a otras partes de los montes. Esto provoca una naciente curiosidad e inquietud por conocer y saber a donde van. Así que, teniendo en cuenta la extensión del parque, imagino todos los kilómetros que esperan aquí a ser recorridos.   






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Bokerón Montaraz


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