martes, 29 de mayo de 2012

Primera subida por el Tajo de la Graja

   Salida 23                       Distancia: 13,02 km / Duración: 1,05 h  / Desnivel Acumulado: 336 m   

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    Esta tarde he recorrido un tramo de la pista que sube a la Fuente de la Higuera por cara oeste del Tajo de las Grajas. Este camino comienza en los Llanos de la Plata cerca del cauce del Arroyo de las Grajas. Se puede llegar a su inicio desde el camino que, pariendo de la carretera A-404, entra en las instalaciones del Club de Golf  Lauro. También se llega a él desde la zona del Club de Tiro Jarapalos por la pista de Las Mezquitas que enlaza con los Llanos de la Plata por el Camino de las Mulas. Este último es el que yo he tomado.


Detalle del tramo recorrido en el Camino de las Grajas

    La pista forestal de Las Mezquitas termina, al entrar en la cañada del Arroyo de la Higuera, en una verja alta entre dos pilares. Rodeando esta puerta por un paso estrecho que queda entre el pilar de la izquierda y el talud vertical de roca sigue un camino que lleva hasta el Cortijo de la Mezquita.  De este camino, a la derecha sale otro con una capa de hormigón por firme, que baja hasta la carretera a Alhaurín el Grande y que es el acceso particular para vehículos a dicho cortijo; se encuentra cerrado sin posibilidad de alcanzar la carretera. 

    Avanzando por el camino principal, dejando atrás esta construcción empezamos a recorrer un tramo que lleva a la zona del Cortijo del Francés. El primer tramo, desde el edificio hasta una bifurcación que lleva a unas instalaciones agrícolas, de unos 450 metros, es en ligera bajada, de firme pedregoso y muy irregular. 

Vista hacia atrás del camino que lleva desde el cortijo La Mezquita hasta el comienzo del Camino de las Mulas

    A final de este tramo, una curva inicia el Camino de las Mulas, viejo camino que rodea la Loma de las Mezquitas y lleva hasta los Llanos de la Plata. Desde este punto hacia este se ve el pinar que cubre la zona de los Llanos de Peñaprieta y delante la cañada del Arroyo de la Fuente de la Higuera.


Vista de la cañada del Arroyo de la Fuente de la Higuera 


    El Camino de las Mulas tiene unos 1800 metros de longitud  y presenta tramos de bastante dificultad donde encontramos tramos en pendiente muy pedregosos que dificultan la tracción en los que además afloran rocas que forman escalones. 


Primeros metros del Camino de las Mulas

    Parte del camino discurre por el cauce seco de un corto arroyo estacional afluente del Arroyo de las Minas.  



    Este tramo se recorre entre una frondosa vegetación compuesta de acebuches, lentiscos, palmitos, retamas y algún algarrobo. 



    Pasado este tramo viene el más exigente. Para poder superarlo sin sobresaltos y con seguridad se requiere cierta técnica y una bicicleta adecuada, pues el terreno tiene una ligera pendiente y está repleto de piedra suelta y con salientes de roca. Mi modesta bici y mi falta de experiencia en estos firmes son insuficientes y me veo en varias ocasiones en la necesidad de avanzar a pie. Al final de este tramo encontramos una cadena que impide el paso al camino de vehículos de cuatro ruedas pero no de motos ni bicicletas. Esta parte de más dificultad atraviesa la zona de Paredón Alto  llegando al cauce del Arroyo de las Minas.  



    Tras salir del Camino de las Mulas se llega a un cruce de donde parten dos caminos: uno se dirige hacia el norte para enlazar con la A-404 y el otro hacia el sur remontando el Arroyo de las Grajas, que es el que tomo.

    Esta cañada, situada en la parte central de la sierra, es una de las muchas que parten desde el cordal principal de la Sierra de Mijas y evacua las aguas hacia el Arroyo del Valle.   


Perspectiva de la cañada y trayecto recorrido de la pista del Tajo de las Grajas


    Superada la barrera formada por una cadena, se inicia el recorrido de la pista forestal. Comenzamos a subir rodeando el pecho y saliendo, aparentemente, de la cañada.



    Se pasa así al otro lado de la loma, enfrentando una larga recta de elevada pendiente y con zonas de mucha grava que exige una fuerte y continua pedalada.



    Tras este esfuerzo se alcanza un corto tramo llano donde hago una parada para hacer un breve descanso. Esta parte del camino atraviesa una especie de collado donde se vuelve a entrar en la cañada del Arroyo de las Grajas. Hay aquí un recinto vallado con una balsa artificial y un helipuerto. Son instalaciones para la lucha contra incendios de la Consejería de Medio Ambiente.



    Continúo y a los pocos metros, entre los pinos que flanquean la pista, empieza a verse una magnífica vista de las paredes del Tajo del Águila al otro lado de la cañada.


    
    En los siguientes metros la pendiente no es muy exigente y el firme, sin baches ni piedras, permite realizar una subida más relajada y disfrutar del paisaje. 


    Las vistas de la sierra son soberbias. Un enorme espacio se abre en la cañada y las líneas de alta tensión resaltan la sensación de profundidad volando por encima del denso pinar que cubre las faldas de los montes.


El monte del Tajo de las Águilas cubierto por el pinar


    Llego hasta un par de curvas que obligan a dirigir la mirada hacia el oeste. Me vuelvo a detener para admirar la panorámica. El sol empieza a ocultarse y los rayos horizontales iluminan serenamente el valle. Las sierras que lo cierran al fondo se difuminan en la lejanía como ecos de luces. Se produce entonces un instante de abstracción y el pensamiento vuela hacia las siluetas del espacio. 



    Un ciclista que baja me devuelve a la pista, decido volver. He recorrido apenas un kilómetros y medio de esta pista y alcanzado los 540 metros de cota; en otra salida la continuaré. 

    Bajo ahora por el camino que hace unos momentos he subido y  los árboles pierden sus colores volviéndose recortándose en negro. Algo que me ha llamado la atención en este camino es que en algunos lugares aparecen registros de alcantarillado como los que podemos encontrar en una calle. Son aquí elementos extraños y parecen desubicados.





    La bajada favorece hacer paradas pues es luego más sencillo reanudar la marcha, solo hay que dejar llevarse por la pendiente. Al volver a recorrer los primeros tramos del camino, se disfruta de una amplia panorámica del valle en la que puede verse la Sierra de Cártama en toda su extensión. 




    Ya abajo, de nuevo en los Llanos de la Plata, vuelvo la vista atrás para ver ahora el monte del Tajo de Águila recortado sobre el fondo azul y amarillo, y el pinar verde que lo cubre hasta su parte más alta.


    
    Deshacer el camino es un recorrido distinto, se encaran las vistas que antes quedaban atrás.  Al volver al Camino de las Mulas se tiene una visión completa de la Loma de las Mezquitas



   A mitad del Camino de las Mulas he de detenerme pues  me encuentro con un rebaño de cabras que ocupan el camino . Poco a poco lo van abandonando y, sorteando respetuosamente a las más rezagadas, sigo avanzando. 

    Este último episodio ha terminado de hacerme sentir como un intruso. Yo apenas he comenzado a conocer estos parajes y todo es nuevo para mi. Ellas seguramente llevarán en su memoria animal cada recodo del camino, cada mata y cada sombra de la tarde, lo que hará que este lugar casi les pertenezca, así como ellas forman parte de él. 





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Fuentes consultas:
  Open Cycle Maps
  Instituto Nacional de Información Geográfica
  Google Earth
 "Toponimia del Término Municipal de Alhaurín de la Torre", José Baquero Luque
  Plan Infoca, Consejería de Medio Ambiente


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Bokerón Montaraz



jueves, 24 de mayo de 2012

Primera ruta por el Parque Natural Montes de Málaga

     Salida 22                   Distancia: 29,19 km / Duración: 2,55 h  / Desnivel Acumulado: 938 m    


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    Hoy hemos ido un grupo de amigos a conocer el Parque Natural Montes de Málaga. Esta gran área verde, a escasos minutos de la capital,  fue declarada parque natural desde 1989 y es solo una parte del grupo montañoso que se extiende desde la comarca de la Axarquía al este hasta el valle del Guadalhorce por el oeste. Prácticamente toda su superficie se encuentra dentro del municipio de Málaga capital, aunque hay zonas dentro de los municipios de Casabermeja y Cómpeta. 



    La entrada al Parque Natural se encuentra en una zona llamada Molinos de San Telmo. A esta lugar se llega, si partimos desde el centro urbano, por la Avda. Santiago Ramón y Cajal que llega hasta una rotonda a partir del la cual comienza la Avda. de Jacinto Benavente, ambas en el distrito de Ciudad Jardín al norte de la capital. En dicha rotonda tomamos la salida a la derecha, calle Pedro Miguel Carbonell y en la siguiente rotonda tomamos a la izquierda tomando el Camino de Casabermeja. Por este, pasando por encima de la autovía A-7, llegamos a un cruce donde a la izquierda se llega al Jardín Botánico de La Concepción y a la derecha a Molinos de San Telmo. Tras una subida de unos 500 metros, atravesando una pequeña agrupación de casas, se llega a la verja de entrada al parque.




    Desde el inicio comenzamos a ascender por anchas pistas forestales de firme homogéneo y terreno compacto. Las pendientes rondan el 10% y cada uno va buscando su ritmo de subida. 





    Son pistas forestales muy anchas que constantemente discurren entre pinos,  por lo que en algunos tramos, según estén orientados, se disfruta de sombra que siempre es agradecida.

 




    Al llegar al vértice de las cañadas las curvas se hacen más cerradas y ofrecen una vista peculiar donde podemos fantasear con tener en una mismo marco pasado, presente y futuro. 






    En este punto del recorrido ya se tienen una magníficas vistas del entorno del parque. Detenido en una curva miro hacia el este y observo en primer plano la parque ya recorrida del parque, en segundo plano la parte de los montes al otro lado del cauce del río Guadalmedina y al fondo la Sierra de Mijas.






    El compañero que conoce el camino nos advierte que estamos en el último tramo de subida, unos 3 kilómetros desde el inicio de la pista en la verja de entrada.






    Tras esta incesante subida termina con una curva a izquierda y da paso a una zona llana que permite recuperar fuerzas. Este tramo de la pista se orienta hacia el norte y los anteriores hemos ido subiendo por la cañada del arroyo Don Ventura que ahora, al alcanzar más altura, se va cerrando más según avanzamos. A los pocos metros de entrar en esta zona se puede ver un espléndido caserón abandonado que parece dominar desde su posición toda la bajada del arroyo.







    Los tramos llanos se suceden y a unos 1300 metros se llega a un cruce desde donde parte una pista que sube en dirección oeste por el monte que tenemos a la izquierda; este cruce se encuentra a unos 350 metros de cota. Decidimos seguir adelante, por las indicaciones de uno de los compañeros que conoce el camino, y se siguen los tramos llanos o de pendiente muy suave que ahora recorren la cañada del Arroyo Hondo orientada hacia el noreste.  

    Recorridos unos 2700 metros desde el cruce anterior, llegamos al cauce del arroyo y reas salvarlo, viene un pequeña pero inclinada cuesta que exigen un esfuerzo extra. Al final de esta hay una barrera levadiza  y que termina enlazando con otra pista a unos 470 metros de altitud.  

    




 

    El compañero llama a este lugar "los buitres" pues según nos cuenta, en las construcciones y casas que hay a la derecha de la pista, se crían buitres. Son las instalaciones de uno de los Centros de Recuperación de Especies Amenazadas pertenecientes a al red  de estos centros que posee la Junta de Andalucía en cada provincia. En este lugar se encuentra la Casa del Boticario y la Casa del Molino, siendo la primera la que da nombre a esta zona de los montes.  




 

    La pista por donde seguimos nos lleva hacia el norte y comienza con suaves pendientes. Durante un kilómetro aproximadamente continuamos subiendo por la cañada del Arroyo Hondo hasta doblar una cuerda por donde baja un amplio cortafuego y que es atravesado por el carril que recorremos. La vista de los montes se va haciendo más profunda y a la par infunda una mayor sensación de tranquilidad.  






    Continuamos conociendo el parque a través de estos amplios carriles que ahora van bordeando las cañadas de Marín y del Arroyo de Cencerrila con partes alternas de subida o bajada que hacen el recorrido ameno y evitan que se haga monótono. Llegamos a otro encuentro donde están señalizadas las direcciones y los lugares a donde dirigen. Continuando por el carril por donde hemos llegado se va a un área recreativa llamada El Cerrado donde hay un hotel, el Hotel Humaina. A la izquierda parte otro carril que baja hacia el fondo de la cañada del Arroyo Humaina, que es la que tomamos, siempre orientados por el compañero que conoce el recorrido.





    Durante todo el recorrido van apareciendo grandes caserones en ruinas que desde su soledad parecen reclamar algún tipo de atención del viajero. La imagen de estas desahuciadas construcciones hacen intuir una vida distinta en estos parajes que desde hoy ya se transforman en preguntas e inquietud en este Ciclista. 






    En lo siguiente el carril, que es por aquí más estrecho, es una sucesión sin fin de curvas que reflejan en sus dibujo el tipo de relieve que recorremos: un conjunto de cañadas y vaguadas. Con cierto cansancio ya acumulado por ser ciclistas inexpertos y de poca experiencia, el pensamiento va concentrándose ya más en la idea de finalizar y comenzar a descansar que en la de disfrutar del paisaje.  


    Hemos recorrido unos 7,5 kilómetros desde que tomamos esta pista en el último cruce de caminos. La dirección que hemos llevado en términos generales ha sido hacia el sureste. Llegamos a una curva cerrada en horquilla donde nos detenemos a descansar un poco y a disfrutar de las vistas que se tienen desde aquí de la ciudad y del mar, enmarcados por los perfiles de los cerros y montes del parque natural.








    Hay en este lugar otras ruinas de lo que parece haber sido un gran caserón a tenor de los contrafuertes que aún siguen erguidos apuntando los restos de los cerramientos. En este punto estamos a unos 350 metros de altitud.







    Desde aquí iniciamos una bajada que nos lleva hacia el fondo de la cañada del Arroyo Humaina, zona sombría y más fresca,  que tras atravesarlo comienza de nuevo a subir por la otra vertiente de la cañada. Según vamos saliendo de este lugar el apacible sol del atardecer nos ilumina de nuevo y dota al camino de un encanto especial.  







    Quizás por las fuerzas recuperadas tras la parada anterior, quizás por saber que el final está próximo, los ánimos parecen renovados y de nuevo se vuelve a apreciar y disfrutar del paisaje y el entorno.  La dorada luz de este sol de la tarde intensifica los colores pardos y verdosos de la vegetación. El camino aparece manchado de las alargadas sombras de los arbustos que, en sus orillas, crecen profusamente. 







 Los árboles aparecen divididos en sombra y luz, el contraste realza la intensidad del marco. El ritmo tranquilo que llevamos en esta últimos tramos de la subida  parece asociarse con la mansa atmósfera de este lugar y se produce una agradable sensación de bienestar.







    Estos tramos son los últimos de subida para doblar este ramal de los montes. Una última parada para quedarnos con la imagen de este lugar y la impresión que nos ha causado. 







    Al doblar el ramal volvemos a ver la ciudad y el mar. Abajo, surgiendo del pinar, aparece otro caserón que por el aspecto parece ser el mismo que vimos al principio en la subido. Sorprende estar en un lugar como este, que por momentos te hace sentir alejado de cualquier  ambiente urbano, y sin embargo se tiene la ciudad  a un paso.





    Vamos a iniciar la baja y deshacer los tramos que recorrimos al principio de la ruta, pues esta pista  enlaza con la que tomamos para subir en uno de las encrucijadas por donde pasamos al comienzo de la marcha. Al final de la bajada tomamos un corto sendero que especie de atajo y que, por su perfil  ondulado y recorrido sinuoso, resulta poner un final divertido a esta ruta. 

    Durante el recorrido de hoy hemos visto muchos caminos y senderos que partían del que nosotros hemos hecho y que se adentraban o dirigían a otras partes de los montes. Esto provoca una naciente curiosidad e inquietud por conocer y saber a donde van. Así que, teniendo en cuenta la extensión del parque, imagino todos los kilómetros que esperan aquí a ser recorridos.   






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Bokerón Montaraz


domingo, 6 de mayo de 2012

Pista al Puerto del Viento por el arroyo Blanquillo, Sierra de Mijas

    Salida 21                     Distancia: 15,89 km / Duración: 1,35 h  / Desnivel Acumulado: 478 m    

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Hoy he continuado más allá de la cantera del arroyo Blanquillo para seguir conociendo la subida hacia el Puerto del Viento. 

    Unos metros antes de llegar a la pared vertical que ha dejado la cantera en la montaña, que aparece en la lejanía como una gran vela blanca, termina la carretera asfaltada y comienza el camino de tierra. Una valla metálica separa las instalaciones de la cantera del camino.
 



Esta pista comienza a subir a una cota superior a los 375 metros. 





Superada la segunda curva nos encontramos un tramo de pendiente suave que a esta hora de la tarde ya está en sombra.






Superado el tramo anterior aparecen restos en los márgenes de la pista de un antiguo asfaltado. La pendiente aumenta y comienza a exigir un pedaleo más intenso.




    La pista presenta mal firme y con abundante grava suelta que dificulta la subida. A esto se añade la poca adherencia de las cubiertas que monta mi bicicleta.






    Los tramos anteriores llegan a una pequeña zona llana que permite un ligero descanso a las piernas. La pista ha ido discurriendo por la parte media de la cañada del arroyo Blanquillo,  pero ahora ha alcanzado la parte alta.  Tras una un tramo corto que atraviesa una zona llana con el suelo de arena, aparece una cuesta de pronunciada pendiente encajonada entre dos taludes con el firme también arenoso.




    A este tramo le continúa otro de similares características pero en el que aparecen más grava y piedras sueltas que, sumadas a la arena, hacen muy difícil la subida. La pista aparece encajonada entre dos cerros, el que tenemos a la derecha es Loma Larga, de 591 metros de altitud y la pista discurre por aquí entre los 500 y los 550 metros aproximadamente.




    A mitad de tramo echo el pie a tierra pues resulta imposible llevar un avance constante pedaleando.  Las ruedas se hunden en el terreno arenoso y las búsqueda de una zona dura en la pista da siempre con las piedras sueltas. Intuyo que aquí es necesaria una bicicleta más adecuada al terreno y un mayor entrenamiento para poder imprimir potentes pedaladas y sostenidas en el tiempo para no quedarse sin la velocidad necesaria. 






    El largo y penoso tramo anterior finaliza en una cerrada curva a la izquierda  pues se se cierra la cañada y la pista toma dirección este. El perfil que vemos al fondo es la Peña del Ahorcado. Tras la curva se sigue subiendo por otro tramo de igual tipo de firme, encontrando en algunos metros una alfombra de grandes piedras de duras aristas que hacen imposible subir montado en la bicicleta. En este punto, donde el sol aparece de nuevo al haber alcanzado altura por encima de los montes circundantes, decido volver pues pronto la luz será escasa sobre todo en las zonas de umbría. 







    Desde esta altura, unos 560 metros se tiene una hermosa vista de las sierras más al norte de la Hoya de Málaga. 






    A la vuelta, en el tramo llano entre las dos subidas, me detengo pues a la derecha sale un sendero en dirección este que se interna en el pinar. Queda para una futura salida.






    Unos metros de alcanzar la carretera de bajada pincho la rueda delantera y de detenerme a cambiar la cámara; creo que es la primera vez que pincho durante una ruta.





    El incidente de la rueda ha hecho que la bajada por la carretera la realice ya en penumbra y, aunque el camino ya va siendo  conocido, la oscuridad cambia los lugares y la carretera parece distinta.
 



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Bokerón Montaraz