Salida 16 Distancia: 20,34 km / Duración: 2,02 h / Desnivel Acumulado: 427 m
_______________________________________________________________________________________________________
Hoy he avanzado por un camino que parte de la Pista de las Mezquitas y que tenía señalado desde una salida anterior para conocerlo y saber a donde conduce.
Cruzando el casco urbano de Alhaurín de la Torre por sus las avenidas de Cristóbal Colón, Reyes Católicos y Viña Grande, se llega la rotonda de la urbanización Taralpe. Comenzamos a abandonar el pueblo y notamos ya el cambio de entorno, no solo por la menor densidad de la edificación, sino por que ya nos encontramos a la izquierda con unos bellos ejemplares de encinas que han sobrevivido al avance urbanístico.
La pista forestal de las Mezquitas recorre la parte baja de las laderas de las sierra entre las cotas 300 y 320 metros, con una longitud aproximada de 2,700 kilómetros. Discurre entre un pinar de pino carrasco entre los que aparecen, aprovechando claros y zonas de luz, acebuches y lentiscos. Por su cómodo perfil, sin pendientes ni zonas de dificultad, como por su cercanía al casco urbano es un lugar muy frecuentado para caminar y pasear.
A unos 1,300 metros desde la cadena al principio de la pista, encontramos un cruce con otro camino que viniendo desde Los Llanos de Peña Prieta, la zona a la derecha del camino que traemos, sube internándose en el bosque.
Tomo esta variante, a la izquierda, y entro en la sombría senda cubierta por las copas de los pinos que se juntan en lo alto pues este camino es más angosto que el anterior. Al inicio el sendero es de firme liso y sin apenas pendiente, pero más adelante cambia y se vuelve menos gentil. Es un sendero con algunos tramos muy pedregosos y con ariscos escalones de roca que aflora entre la tierra rojiza. No me resulta fácil superarlas y en más de una ocasión tengo que detenerme para salvar algún escalón pronunciado empujando la bicicleta.
Aquí el pinar es algo diferente al que hemos dejado atrás, los árboles son más altos y espigados, y entre sus troncos crece muchas más vegetación que en los tramos anteriores. El sendero, que discurre por la cañada del Arroyo Hondo, está en sombra en casi la totalidad de su recorrido, efecto que se agradece en esta época del año. Aproximadamente a la mitad, nos encontramos tras una curva una zona despejada de árboles y donde predominan el matorral: lentiscos, enebros
El sendero finaliza y queda rematado por un lugar que sorprende. Los pinos, esbeltos y ladeados algunos, elevan sus escuetas copas conformando una bóveda translúcida que tamiza la etérea luz de la tarde. La densa y oscurecida vegetación, que sube a la par del terreno donde se asienta, cierra este espacio en su fondo, y en los laterales del camino la hierva y los arbustos se van haciendo más abundantes según ascienden por las laderas de la cañada, cerrando también la panorámica. Se percibe el marco como una suerte de bóveda, una esfera colmada de un aire místico y un silencio de santuario.
Unos abrevaderos, dispuestos como si flaquearan el paso a la cabalística foresta que asciende por la vaguada, hacen recapacitar a los sentidos que, ensimismados con el ambiente, volaban en la fantasía de ser descubridores pioneros de este mágico lugar. Pero estos viejos montes habrán visto muchas almas deambular por ellos y muchas pezuñas merodear en busca de sustento; estos bebederos deben ser testigo de ello.
Al volver al comienzo del camino el sol está más bajo y los rayos se cuelan por debajo de los árboles llenándose de contraste la estampa. La llanada que encontramos en el camino de las Mezquitas resplandece con la incidencia de la luz sobre la endurecida tierra seca y la deshidratada hierba que ya amarillea anunciando el verano.
...
Bokerón Montaraz
No hay comentarios:
Publicar un comentario