Salida 97 Distancia: 41,51 km / Duración: 3,27 h / Desnivel Acumulado: 1363 m
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La ruta de hoy me ha llevado a uno de los puntos más altos y de más importancia de la Sierra de Mijas por las infraestructuras que en él existen. He subido al Cerro del Moro, de 931 metros de altitud, situado en la falda sur de la sierra a caballo entre los términos municipales de Benalmádena y Mijas. Junto al Cerro Castillejo, de 972 metros de cota, forma uno de los ramales que, con orientación norte-sur, salen del eje principal de esta formación montañosa.

Al cerro puede llegarse por la falda sur desde Mijas o Benalmádena, o por la parte norte de la sierra partiendo de Alhaurín el Grande o Alhaurín de la Torre y llegando al Puerto de la Graja. Desde este parte una pista en dirección sur que lleva en primer lugar a la cantera Las Arenas. En esta bajada ya podemos ver a lo lejos los picudos perfiles de las antenas en lo alto del cerro.

Un muro bajo con una verja cerrada y un paso para senderistas marca el inicio de la pista e impide el paso de vehículos a motor.

En la zona de entrada a la antigua cantera y , donde se encuentra el acceso a la pista por la que he bajado desde el Puerto de la Graja, hay un pequeño helipuerto y una caseta que pudiera ser de las antiguas instalaciones para la explotación de la cantera de áridos.

A partir de aquí comienza una carretera que lleva hasta la instalaciones de la embotelladora de agua mineral de Aguas de Mijas quien tiene la explotación del manantial La Ermitica. Esta carretera discurre entre densos pinares de pino carrasco.

Estos pinares forman un manto continuo que cubre por completo grandes superficies de la sierra ocultando por completo su orografía dando al monte un aspecto almohadillado.

Superada esta zona de La Ermitica, doblando el ramal y tomando dirección este, ya se ve el lugar a donde me dirijo. La arboleda es exclusivamente pinar y no se ven, al menos desde la carretera, otro tipo de árboles, encinas o coscojas, como en otras zonas de la sierra.

Una cerrada curva hacia la izquierda, a unos 650 metros de cota, hace que la carretera entre en una especie de circo formado por el ramal donde se encuentra el Cerro del Moro y el que hemos dejado atrás de La Ermitica. El atractivo perfil sinuoso de los cerros cubiertos del intenso verde de las copas de los pinos unido a la amplitud del espacio que se abre ante nosotros infunde nuevos bríos para seguir subiendo.

El pinar es frondoso, las redondas y ceñidas copas remedan un mullido lugar que parece invitarnos a tendernos y descansar.
A los 750 metros de altitud vuelvo la vista atrás y puedo ver el hueco blanco de la cantera Las Arenas, que parece desde aquí menos perniciosa para la montaña, casi como un resultado de la acción de un escultor que aporta un valor artístico, añadido, al monte.

Se sigue ascendiendo y las agujas de las antenas, más cercanas, muestran sus formas y se distinguen en ellas más detalles. Las pendientes han ido aumentando en estos últimos tramos y requieren un esfuerzo extra, pero la ambición de superar el puso a la montaña y la curiosidad por ver la cima imprimen energía a las piernas.

Según he ido subiendo el pinar se he vuelto menos denso y ahora son pequeños grupos o bien árboles aislados. Se observan algunos ejemplares muertos, secos y sus troncos sin corteza. La cima está ya cerca y la pendiente ha disminuido.
En la cima del Cerro del Moro se encuentran las instalaciones de una estación de telecomunicaciones, conocidas como "el repetidor de Mijas", que da servicio a la capital de la provincia y parte de esta. Junto con el Radar Meteorológico situada más hacia el oeste en el Pico Mijas, llamado entre los aficionados a visitar la sierra"la bola" son dos elementos característicos del perfil de la sierra pues, en días claros, pueden verse ambos desde la lejanía.
Una alta torre metálica conformada por dos partes, una piramidal y en su vértice una prismática, sirve de soporte a multitud de antenas y receptores que se orientan en todas direcciones. Está sobre un edificio de color salmón que actúa como pedestal. Es la primera que se ve al llegar a la cima del cerro y la inusual vista de este artefacto posado en la montaña, en este entorno orgánico y silvestre, sorprende de forma extraña, algo inquietante.
Más abajo, pues la anterior es la que se encuentra justo en el punto de mayor cota del cerro hay otro complejo de instalaciones, casetas y construcciones, entre las que surgen enhiestas varias torres metálicas. Entre ellas hay una mucho más alta que parece observar reunidos a todos sus vástagos en desordenado grupo.
Desde aquí se tienen unas perspectivas muy amplias de la costa. Hacia la derecha, en dirección, este se pueden contemplar toda la franja de costa de los pueblos de Benalmádena Costa y Arroyo de la Miel. Y a la izquierda el Cerro del Calamorro.
Hacia el oeste se ve todo el extremo occidental de la Sierra de Mijas, y en su en su falda el pueblo que le da nombre. En primer plano, parte de la subida que he realizado, que cruza la imagen como un trazo decidido y certero.

A la bajada puedo detenerme, sin perjuicio de la marcha, y contemplar la panorámica que se tiene desde aquí arriba de toda la zona del Campo de Mijas, Fuengirola y la costa que se extiende hacia el sureste, hacia la Cala de Mijas.

Al volver a la embotelladora se vuelve a subir para regresar al Puerto de la Graja y, desde ahí desandar, bajando ahora, hasta el arco de entrada al Club de Tiro Jarapalos.

Ahora vuelvo a detenerme, con el sosiego que se tiene al regresar por el camino ya conocido, y disfrutar de este nuevo paisaje que he descubierto en este lado de la sierra. Un pinar exuberante y extenso que, empujado por las brisas húmedas del mar , recorre las faldas calizas de esta sierra mediterránea.

Los paisajes de hoy merecen ser disfrutados con música:
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Bokerón Montaraz