lunes, 31 de diciembre de 2012

martes, 18 de diciembre de 2012

Subida a Sierra Llana, Cártama

     Salida 55                   Distancia: 22,85 km / Duración: 2,17 h  / Desnivel Acumulado: 459 m    

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    La ruta de hoy me ha llevado hasta la parte alta  de Sierra Llana, en  Cártama. Un recorrido de ida y vuelta cuya distancia no supera los 25 kilómetros y el desnivel acumulado los 460 metros, aunque si tiene tramos de pendientes acusadas y terreno de cierta dificultad para el ascenso.


    La Sierra de Cártama es una pequeña formación montañosa situada en la parte central de la Hoya de Málaga, en Andalucía. En su parte norte y oeste limita con el valle del Río Guadalhorce, al sur con el del Arroyo del Valle y  al oeste con el del Río Fahala. Desde 1987, está incluido en los Planes Especiales de protección del Medio Físico de Andalucía por sus valores paisajísticos según consta en la Resolución de 6 de marzo de 1987 del Consejero de Obras Públicas y Transportes publicada en el BOJA del día 25 de marzo de 1987. Tiene una superficie aproximada de 1177,5  Has, en su mayor parte dentro del TM de Cártama y el resto en el de Alhaurín de la Torre. Es una sierra de poca elevación y de pequeña extensión comparada con otros conjuntos montañosas de la provincia. Sin embargo es un hito territorial  y un lugar estratégico histórico dentro del valle del Guadalhorce. 




    Sierra Llana es la parte oriental de la Sierra de Cártama, el extremo occidental se llama Sierra de los Espartales. Ambos extremos están separados por una banda de terreno alomado que discurre en un eje casi norte-sur que de conoce con el nombre de Las Viñas. La franja sur del conjunto montañoso se le llama Sierra del Almendral y es la que casi en su totalidad cae en el TM de Alhaurín de la Torre. 



    En el camino que lleva de Alhaurín de la Torre a Cártama que, saliendo de la barriada de El Romeral, TM de Alhaurín de la Torre, llega a la la zona conocida como Barceló ya en en TM de Cártama, existe una agrupación de parcelas en un lugar llamado Cañada del Maestro. Por aquí baja el arroyo del Cañuelo y en su encuentro con el camino, a la izquierda si llevamos dirección a Cártama, empieza otro camino que se interna en la sierra. Se encuentra cerrado con cadena pero sin cartel que prohíba el paso y deduzco que dicha barrera es para impedir la entrada a vehículos motorizados. Así que, pasando la bicicleta por encima, comienzo expectante a recorrerlo.



    Desde el inicio, a la derecha nos acompaña durante los primeros metros el Arroyo del Cañuelo, oculto por adelfas, palmitos y algún algarrobo y flanqueadas sus aguas por  hiervas que con la humedad  tiene una aspecto fresco y un verde intenso. 




    Contrastando con este verdor aparece el del terreno del camino,  roja tierra arcillosa, que no presenta irregularidades. Tiene una ligerísima pendiente que apenas se aprecia al pedalear.




    Tras la segunda curva a la izquierda empieza a aumentar la pendiente y el perfil de los cerros de la sierra ya apuntan el destino del camino.



    El camino sigue siendo sin dificultades ni por el terreno, sin piedras ni rocas salientes, ni por la pendiente que se mantiene en una suave inclinación. El arroyo 




    A unos 350 metros de la cadena llegamos a una bifurcación en la que se hay un camino que aparece como continuación del que hemos recorrido y, a la derecha, otro que en un giro de 180 grados, toma dirección opuesta.



     Tomo el camino que sube en dirección noreste. 




Este presenta un terreno menos plano y más quebrado por las escorrentías y  con numerosas piedrecitas sueltas.







    Aquí solo estamos a unos 200 metros de cota pero ya se empieza a tener una bonita vista hacia el sureste con el monte Jabalcuza a la derecha y la linea de costa en el centro.





    Hacia adelante también comenzamos a disfrutar de las primeras panorámicas del valle del Guadalhorce con los Montes de Málaga al fondo. Todo este camino discurre entre un paisaje vegetal dominado por el matorral, tomillos, jaras, palmitos.




    La pendiente y el piso sigue siendo agradables y comienzan a aparecer, dispersos,  jóvenes pinos, que parecen  ser pinos carrascos. 




    Una cerrada curva seguida de un corto tramo recto con rocas salientes en el piso hace cambiar el ritmo de la pedalada y exige un pequeño esfuerzo.





    Otra curva cerrada nos hace cambiar de dirección y el camino vuelve a orientarse hacia el sureste.








    A unos 300 metros de la curva de la imagen anterior ya se alcanza una cota donde se tiene una panorámica completa de la Hoya de Málaga y pueden observarse al fondo, en el centro, la parte de los Montes de Málaga que forman el parque natural y delante el amplio llano por donde discurre el Guadalhorce hacia el Mediterráneo. También se  puede divisarse la capital y la población del Puerto de la Torre.






    En el mismo punto pero mirando hacia el noreste se ve la zona El Sexmo, dentro de los Montes de Málaga de, y detrás, como un delgada banda gris, la zona alta de la Sierra del Torcal. 





    Sigo subiendo y la pendiente vuelve a ser  suave, incluso con algunos pequeños tramos casi llanos. Aquí parece haber más arbustos, principalmente lentiscos y algunos romeros.





    Se llega a un pequeño collado que supera la cota de 200 metros. Vuelvo a mirar hacia el este y sigo admirando el anchuroso espacio de la Hoya de Málaga lleno de este probo cielo de diciembre. 






    Se encara ahora una cuesta de fuerte pendiente, aproximadamente superior al 20%. El camino es casi un sendero y las corrientes de agua han producido surcos a lo largo de él, lo que dificulta la conducción.




    El terreno con gran cantidad de piedra suelta no favorece el agarre de la rueda y las revolucionadas pedaladas agitan el pulso y aceleran la respiración.




    Realizado este esfuerzo se alcanza una sorpresiva inflexión en el camino aumentando la pendiente y el tipo de firme. Una capa de hormigón se extiende por él de forma descuidada. Sobre este material la goma de la cubierta tiene un magnífico agarre y con un sobre esfuerzo continúo pedaleando.







    Más arriba, la fina capa de hormigón, socavada por las escorrentías,  ha perdido trozos formándose socavones. Un de ellos, que no consigo esquivar, detiene bruscamente la marcha de la bicicleta y me obliga a poner el pie en el suelo. En este punto intento reanudar la marcha pero me resulta imposible comenzar en esta pendiente y decido terminar la cuesta a pie, que empujando la bicicleta, se hace aún más penosa de subir. 






    La cuesta tiene su fin en la llegada a una pequeña llanura rodeada por los cerros que forman el conjunto de la cima de esta parte de la sierra. La suavidad de las curvas de sus perfiles, la amplitud del espacio que los rodea  y la austera vegetación de la zona provocan una sensación de tranquilidad y un efecto de relajación. 

   




    Tras un breve descanso para no cortar en exceso el ritmo,  continúo encontrando un nuevo tramo que sube y que exige un último y corto esfuerzo.







     Pero como suele ocurrir después de estas duras subidas en las que el Ciclista se plantea la necesidad de lo que hace, se encuentra siempre con dos agradables y placenteras sensaciones. La primera es la satisfacción, no plena en este caso, de superar el obstáculo o la dificultad. La segunda es que, generalmente, este tipo de esforzados caminos recompensan con lugares cuya belleza parece ir en proporción al esfuerzo requerido para alcanzarlos.  



Se alcanza la cima y, en un primer golpe de vista a nuestro alrededor, atiende a su nombre, Sierra Llana. La cota a la que sitúa este paraje es de 365 metros. No hay árboles y  prácticamente todo el matorral  es muy bajo formado por tomillos y lentiscos. Hay una zona de terreno totalmente despejada de vegetación aparentemente de forma artificial por el tránsito de personas. De este punto parten dos senderos: uno hacia hacia el noroeste como tomando dirección al pueblo de Cártama y otro en dirección opuesta que sube a un cerro que se eleva sobre esta pequeña meseta.

La vista hacia esta orientación es también espectacular pudiendo distinguir al fondo las lejanas formaciones montañosas de la Sierra de las Aguas, la Sierra de Alcaparaín, Sierra Prieta y parte de las Sierras de las Nieves. Más adelante en segundo plano los cerros del extremo occidental de la Sierra de Cártama, que se llama de Los Espartales.



    Este sendero continúa en una vereda que  va desapareciendo poco a poco entre la escueta vegetación y que se dirige al Cerro del Águila. 





    Este monte, el de la derecha en la imagen siguiente, aparece en todas las fuentes consultadas como el de mayor altura del conjunto de la sierra con una altitud de 404 metros. No obstante, en el mapa topográfico de Instituto Geográfico Nacional aparece un pico en la sierra de Los Espartales con una cota mayor, de 435 metros; ignoro si se trata de un error  en dicho plano.





    Mirando hacia el este, hay un altozano de suave perfil que oculta el horizonte del mar. Entre este y  el de la izquierda de la imagen anterior se extiende esta superficie llana  que parece conformar un collado alargado 






    A esta elevación se dirige una vereda que parece, por su aspecto, menos frecuentada por los cazadores o senderistas. El terreno es la roca que aflora con partes de tierra y piedras sueltas. La inclinación es elevada pero como el tramo es corto, con el cambio adecuado y una pedalada rápida y decidida, se llega al final que  es la cima del cerro. 


 

    Existe, a un lado de la banda llana que forma, este lugar una cerca circular que posiblemente sea para la alimentación de los conejos pues en esta sierra se pueden ver  deambulando a los cazadores, escopeta al hombro  y acompañados por los perros.




Restos de los que parece haber sido una pequeña hoguera. Ignoro si esto está permitido o no, aunque, por sentido común, intuyo que no.



    Los cerros y lomas que se encuentran en esta zona, alcanzan alturas de valores cercanos, entre los 350 y 400 metros. Y se disponen conformando un dibujo en forma de U  que da origen a una cañada que se extiende hasta el camino que lleva de Alhaurín de la Torre a Cártama.






    Inicio el descenso y, con la pendiente a favor y el piso despejado y liso, la marcha puede ser más relajada.  La vista se recrea y se aprecian detalles que en la subida pasaron desapercibidos.





Deshecho el último tramo de subida, paso de nuevo por el llano previo a hacer cumbre. Este paraje, que en extensión es mayor que el dejado atrás en lo más alto, parece haber sido desyerbado pues no parece natural la ausencia del matorral bajo que cubre el resto del terreno. Incluso en algunos sitios puede apreciarse un borde rectilíneo en la masa vegetal. Al observar con mayor detenimiento encuentro a la izquierda, rodeado por un matorral de palmitos, lentiscos y romero, un majano que será probablemente para la cría de conejos.



    A mi derecha hay otro sendero o camino  hecho por el tránsito de algún vehículo y al recorrerlo me lleva a asomarme a otra cañada desde donde se ve la parte del camino a Cártama llamada Cañada del Maestro.




    

Continúo bajando y aprecio ahora con más profundidad la sobria belleza  de este sobrio paisaje. Detenido en el camino se divisa la fisonomía del extremo oriental de la Sierra de Mijas con las indolentes urbanizaciones trepando por sus laderas. 







    Llego a la cañada donde están la única arboleda que he encontrado en este recorrido, que parece querer extenderse avanzando individuos ladera abajo.





    Es un escueto grupo de pinos jóvenes que han prosperado en esta pequeña cañada. 







    Ya de vuelta en los tramos iniciales dirijo la vista hacia arriba y repaso lo visto en un intento de asentar en la memoria el recuerdo de lo experimentado y de lo sentido.







jueves, 29 de noviembre de 2012

Subida a Cerro Cabello, Málaga

   Salida 49                      Distancia: 17,52 km / Duración: 1,45 h  / Desnivel Acumulado: 471 m    
(pinchar para agrandar)
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    Esta mañana, soleada y ventosa, hemos visitado Cerro Cabello, un pequeño monte muy cercano al centro urbano de Málaga. Se encuentra dentro del distrito nº10  del Puerto de la Torre, en su parte sur, entre la hiperronda de Málaga (Autovía A-7), la MA-20 y una sucesión  de barriadas que siguen el eje de las avenidas Lope de VegaLope de Rueda.


    Hemos salido desde el Parque de Las Virreinas para tomar el Camino de Medellín que, entre lomas y cañadas, atraviesa la zonas de Medellín y de la Pola. Llegamos entonces al Cortijo del  Panadero y de ahí a la entrada de la Finca La Pola donde hemos continuado hacia el sur por el Camino de los Alcabuceros.


Vista de Los Negros desde las lomas de Los Panaderos



    Este camino recorre la zona de Los Negros, donde hay un diseminado de casas y desde donde ya puede verse el perfil de Cerro Cabello.  


Cerro Cabello desde Los Negros



    
    Continuando hacia el sur, el camino llega a la autovía cruzándola por un puente. Desde este, andados unos 400 metros, llegamos al Cortijo San Joaquín, que dejamos a nuestra izquierda, y tomamos una desviación que vuelve hacia la autovía.


Vista de Cerro Cabello desde Los Negros antes de cruzar la autovía A7



   En los primeros tramos de este camino, ya al pie del cerro, se aprecia con más detalle la configuración de este monte. Es un cerro alomado formado por margas en su base y que presenta en su parte alta paredes y tajos de roca caliza.  



Vista de la cara este desde el camino 




    El camino sigue, cruza la vaguada de un pequeño arroyo y rodea el monte por su zona norte antes de tomar el pequeño sendero de subida a la cima. En este área se han encontrado restos cerámicos de época almohade y nazarí (asentamientos medievales).


Camino por la cara norte del cerro




    Llegamos a la zona oeste. Las abundantes aguas caídas en los últimos días han hecho crecer mucha hierva baja sobre la que destacan los verdes oscuros de retamas y palmitos.  En este lugar, un pequeño llano entre varias lomas, se toma un sendero en forma de V que va ascendiendo por la ladera oeste hasta alcanzar la ladera sur. 
 


Llano al pie de la cara oeste del cerro




    Finalmente, un tramo de fuerte pendiente socavado por las escorrentías, va rodeando la parte más alta de forma circular y alcanza la cima del monte por la parte oriental.




Tramo final de subida




    La cima del cerro, donde aflora la caliza blanca, es una pequeña meseta a una altitud de 249 metros. Desde ella se domina una vasta panorámica de toda la costa, desde Torremolinos hasta el Rincón de la Victoria. También se divisan en un amplio arco hacia el norte muchos de los montes y sierras  de la Hoya de Málaga.




Vista hacia poniente (pinchar para agrandar)




    En ella se han encontrado restos de asentamientos indígenas del período tartésico, también restos de ánforas de los siglos VIII y VI a.C., y fragmentos romanos y árabes.




Vista hacia levante (pinchar para agrandar)



    En la zona norte del cerro  han aparecido restos de pequeños poblados familiares datados en el periodo de transición entre el Neolítico y el Calcolítico.


Vista desde la cima del cerro hacia el norte con el Pico Alcuza a la derecha




    El fuerte viento que sopla hoy aquí hace que no permanezcamos mucho tiempo. Decidimos bajar para seguir con la ruta y dejamos la cima por el mismo camino usado para subir.



Abandonando la cima de Cerro Cabello



    Al deshacer el sendero que recorrimos antes para subir enfrentamos la vista hacia el norte, con el pico el Alcuza, de 543 m al fondo a la derecha, la zona de Los Negros donde se aprecian las casa desperdigadas y más a la derecha las zonas de Pro de Arriba y Pro de Abajo con la autovía por delante.



Bajando por el camino de la cara oeste del cerro



    

    Al volver a los pies del cerro decidimos continuar la ruta por la ciudad para volver a la Virreina.  Hay aquí varios senderos o veredas que aparentemente se dirigen al mismo lugar. Tomamos uno de ellos en dirección sur, hacia el casco urbano.



Final del camino que sube al cerro



       En este descenso nos vamos aproximando a otro lugar importante desde el punto de vista arqueológico, el Cerro de la Tortuga, donde se han hallado importantes yacimientos arqueológicos de época ibero-púnica.


Bajada hacia Hacienda Cabello con el Cerro de la Tortuga a la izquierda.



    Rodamos por una corta barranca que tiene la misma dirección que las líneas de alta tensión que vuelan por encima nuestro. A lado derecho del sendero corre un estrecho cauce, ahora seco.



Descenso acompañando a una barranca



    La vegetación que hay en esta zona está formada exclusivamente de hiervas y matorral de muy poco altura como espartos y algún palmito. No hay ningún árbol ni matorral alto.




Vista del tramo del sendero recorrido



    El camino irregular, con muchos surcos horadados por las escorrentías, se cruza con el cauce anterior que aquí si lleva agua. 


Zona de la Hacienda Cabello



   El camino pasa por un olivar, no muy extenso, que hoy aparece abandonado. Estas tierras eran parte de la Hacienda Cabello, una finca agrícola del siglo XIX.



Camino atravesando el olivar

  


    Tras recorrer unos pocos metros entre los olivos encontramos otros senderos que parten del que recorremos. Me desvío un poco por uno de ellos para ver los restos de lo que parece haber sido la fachada de algún gran caserón. Probablemente pertenezcan al caserón de la antigua hacienda o a alguna instalación de la misma.

  


Vista del olivar desde las ruinas de una construcción de la hacienda



    Continuamos bajando por suave ladera que luce fresca y luminosa. Puedo imaginarme, con poco esfuerzo, la agradable belleza de este lugar en su época de esplendor cuando fuera explotado como terrenos agrícolas.  



Vista del olivar y unos de los cerros dejados atrás



    Los últimos tramos de estos caminos llegan a los límites de la zona urbanizada. Son las barriada de la Hacienda Cabello y Universidad Laboral. Como todas estas zonas de las ciudades, son áreas de  duros contrastes.


Encuentro del camino y el pequeño arroyo con la ciudad



    Los campos que antes formaban parte de la Hacienda Cabello, ahora sirven para los paseos y la expansión de los vecinos de estos barrios. Al llegar a este punto encontramos a alguno de ellos acompañados de sus mascotas disfrutando de este lugar.




Vista de los bloques de viviendas desde el llano de la antigua Hacienda Cabello



    El sendero, ya al lado de los edificios, se encuentra con el Arroyo de Teatinos. Como muchos otros arroyos, ignorado y descuidado, desagradecido trato a unas aguas tan importantes para estas tierras en otras épocas.



Cauce del Arroyo de Teatinos 



    Los senderos y caminos de esta zona, que la gente usa para pasear y sacar a sus mascotas, acaban abruptamente en sus encuentros con las aceras y calles en construcción que formarán las nuevas manzanas del barrio. Para regresar tomamos el gran eje formado por  las avenidas Lope de Vega y Carlos Haya y su continuación por la calle Martínez Maldonado que se dirigen hacia el cauce del Guadalmedina. Antes de llegar a él giramos hacia el norte para llegar a la Virreina y dar por terminada la ruta.


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Fuentes consultadas:
  Open Cycle Maps
  Google Earth
  Instituto Nacional de Información Geográfica
  Catálogo de Protección Arqueológica, Plan de Ordenación Urbanística de Málaga
  Diputación de Málaga, Turismo


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Bokerón Montaraz